lundi 20 février 2012

El diario de una típica adolescente

Después de días (o semanas, en el caso de Milagros) de confinamiento en nuestras respectivas casas de campo, es normal emocionarnos tanto cuando nos vemos por fin. Así que decidimos ir a un shopping, lo que sea para salir un poco.
30 km en auto para llegar. Me gusta el viaje en auto con mi papá, ninguno tiene la necesidad de llenar espacios vacíos con palabras, ambos escuchando en la radio el caso de Marita Verón, versión radioteatro (interesantísimo! pero muuy triste), mientras pienso y miro por la ventanilla totalmente húmeda y mojada. ¿Mencioné alguna vez cuánto me gusta la lluvia y el frío? Llegamos. Abrazo. Abrazo. Abrazo. 12 km más para llegar al cine. Me siento como en los suburbios estadounidenses, dónde tienen que hacer absolutamente todo en auto, hasta la compras, y donde viajar una hora para salir de noche les parece cosa de todos los días -literalmente, pregunten a las de Pretty little liars (?- Llegamos. Más abrazos. Comida, más comida. Cine (nunca vean Jack y Jill....) Solo cabe decir que a pesar de que toda la sala largara carcajadas TODO el tiempo, Mili y yo eramos de las pocas (sino las únicas) que no nos reíamos. Salvo en partes dónde nadie reía... ¿Nuestro sentido del humor estará atrofiado? No lo creo. Un asco de película, la verdad. Después decidimos recorrer todo el shopping, ella queriéndole comprar un regalo de cumpleaños a la hermana, yo un libro. Según ella me pasé una hora en la librería.... Se me pasó volando! lo juro, no puedo controlarlo. Pero me compré felizmente un libro, Cécil de Manuel Mujica ♥ Creo que no hubo piso por el que no nos camináramos cada centímetro. Cansadísimas, en un momento decidimos sentarnos, y jugar al chin, que nunca puede faltar. Gritando,  y revoleando cartas e insultos sin que nadie nos prestará ni el más mínimo de atención. Obviamente, me ganó. Como siempre. Pensar que alguna vez me habían coronado reina del chin...

Serían las 19.20 cuando mi papá me llamó preguntándonos si queríamos que nos pasara a buscar (llegaría tipo 20 hasta allá). Así que en ese momento empezó la hazaña: encontrar y comprar un buen regalo a tiempo. Parece fácil, pero créanme cuando les digo que la cantidad de gente que había era para causar una avalancha. Así que teníamos a la gente de enemiga y la indecisión. Y el tamaño del lugar. Por fin, siendo 19.15 mili decidió a comprarle el objeto y entramos a un local de tecnología. Ese chico. DIOS! ese chico. Ya lo había visto la primera vez que entramos, pero no pensé en nada, ocupada pensando en otras cosas. Sin embargo, después lo vi bien, y cuando fue a ayudar a Mili a sacar el objeto no pude más que seguirlos innecesariamente para verlo mejor. Medio idiota, ya sé. Pero después de un poco de charla, codazos de parte de mi amiga y risas, me alegro de no haberme despegado de su lado. No pasó nada obviamente!, pero me encontré pensando para mí misma lo bueno que era encontrar de vez en cuando personas -chicos- lindos con los que me sienta cómoda para iniciar una charla, de esos que te dejan pensando y soñando días posteriores. Y no de esos que te gritan y dicen cosas para... no sé con qué fin, realmente. Ya sabía que mi amiga había tenido la misma impresión que yo, y sabía bien que en cuánto saliéramos del local me iba a hacer un comentario cargado de suspiros soñadores, igual que yo. Es que con Mili somos tan parecidas! y tan distintas, a la vez
Les doy un ejemplo, este es un fragmento de nuestra conversación, que sucedió alrededor de 10 minutos después de salir del lugar.

Bajando por el ascensor, Milagros hablaba sobre los regalos, que ya estaban envueltos y bien dispuestos en bolsas. Paramos de hablar. Ambas mirando el panorama, ella a la izquierda, yo a la derecha. De pronto, ambas nos miramos y rápidisimo, a la vez, y espontáneamente nos decimos;

A: Ai el chicooo
M: Que lindo el....


Y largamos tal carcajada que debe haber retumbado en el Havana, el Frávega, Cuesta Blanca y la fuente que teníamos debajo. Más abrazos
Que lindo es tener alguien que te comprenda!

Chico de la abrochadora magnética, nunca te olvidaremos (?

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