vendredi 21 septembre 2012

mal


¿Cómo puede ser que estás cosas pasen tan de repente? De la nada. De la nada llegaron. Nadie se la esperaba. Veinticinco personas eramos, y ellos cuatro. Cómo explicar la impotencia, el miedo, por mí, por los otros… Uno piensa en miles de cosas en ese momento.
Y después, después la denigración. El miedo por mi cuerpo. Vergüenza por lo que estaban diciendo y después haciendo. Por suerte, no llegó a mayores. Por suerte nadie salió lastimado en serio. Pero, de todas formas, no va a volver a ser igual. Tengo ganas de quemar esa ropa… lo juro… Uno piensa en cosas como “por qué me puse esa ropa, por qué vine, por qué no le hice caso a mi mamá, por qué a mí”, pero… ¿de qué sirve?
Me sentía lejana a todos. No me hicieron nada grave, pero me sentí violada, porque al fin y al cabo fue todo en contra de mi consentimiento. Siento miedo, quiero vomitar. Y nadie me entendía, todos tenían ganas de reírse (o intentar reírse) “no pasó nada, no pasó nada, ya pasó”. Sí, pero yo estoy hecha mierda. “Gracias” digo “asco” pensaba. Me obligó a decir gracias a todo el hombre, es… no encuentro las palabras… Quiero llorar, tengo que disimular.
Siento que no valgo nada. Me doy cuenta a través de esto qué poco importo, que poco importa nada. No sé, lo único que quería era un abrazo de la gente  que me importaba. Me sorprendió la reacción de mucha gente. De cada uno salieron cosas que no esperaba. Creo que la gente que estaba más cerca de mí me entendió más que nadie, escuchó todo, aunque no podía verlo. El resto, el resto estaba viviendo lo suyo, es comprensible. Pero mierda… ¿por qué a mí?

Quiero vomitar.

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