vendredi 18 mai 2012

Hacele el amor a la vida. 

mardi 8 mai 2012

Estrolate nomás

Es increíble como puedo pasar de la cumbre de la felicidad, a las lágrimas en un mismo día... Todo se reduce al miedo que sufro. En este momento me encantaría estrolar mi cabeza contra el teclado, si eso por lo menos me hiciera sentir un poco mejor conmigo misma.
Por un lado quisiera sacar absolutamente todo afuera, todo lo que siento hace meses, todo lo que no puedo poner en palabras pero sé que está ahí, todo lo que siento que el resto no entiende. Pero por otro me da vergüenza, tengo miedo de que me juzguen o de vulnerable, o de dramática, o de insegura. Porque sé que lo soy, o que lo fuí, y en serio (en serio) quiero modificarlo. Estoy cansada de que me etiqueten en todo eso y quedarme encerrada en ese papel. Me siento muy distinta a lo que solía ser yo. Necesito que de mi cabeza fluyan todas esas ideas, y siendo sincera, 140 caracteres en twitter no me alcanzan. Me alegraría más saber que nadie entra al blog, me sentiría más libre de ser yo misma por un momento, sin miedo a que me digan "esta mina es una pelotuda". Necesito poner en orden mis sentimientos y pensamientos, básicamente. Mientras tanto, en la vida real voy a seguir riendo y sonriendo. Voy a ser feliz. Pero hay otra parte de mí con la que no sé qué hacer, ni a quién mostrársela (o a quién volversela a mostrar).

Sinceramente

Te extraño sí. Te extraño, pero te tengo miedo. Sinceramente.

Vulnerabilidad (antes no me avergonzaba de eso)

Me estoy ahogando en mi propio vaso de veneno. Podría cambiar, pero me da demasiado miedo moverme. Podría hablar, pero la vergüenza es mayor. El arrepentimiento, la culpa, el orgullo, el futuro y el pasado, todo, todo, me acobarda... El tiempo me mueve, me dejo trasladar como una marioneta. Sabiendo que a cada minuto que pasa más lejos voy a estarte estar: Sabiendo que a cada minuto que pasa la agonía se vuelve más insoportable, pero esperando, deseando fervientemente, volver a la falsa confianza que alguna vez guió mis decisiones.
Odio nuestros orgullos como me odié a mí misma.
Odio volverme irónicamente fuerte en mi vulnerabilidad.

Nisiquiera tiene sentido para mí. Aj.