¿Les cuento algo bonito?
Cómo es tradición de los 29, fui a comer ñoquis a lo de mi abuela. Y después de almorzar, me dí cuenta de que me había olvidado de poner el papel con mis deseos bajo el plato. Pero luego de pensarlo y con sorpresa, me percaté de que no había necesidad.
No tengo nada por qué pedir, todo en lo que pedía anteriormente (el mismo deseo desde que tengo memoria) está cumplido. Lo tengo todo.
Será terriblemente supersticioso, pero siento que si le cuento por acá, lo quemo.
No sé, está bueno darse cuenta de ciertas cosas. Como de que uno es feliz. A veces viene bien.
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