Yo y mi bocaza.
No puedo creer que en un solo día pueda causar tanto daño. Quién me manda a hablar? Nunca me sentí tan culpable y decepcionada de mi misma como cuando, después de que se me pasara el enojo inicial, me dí cuenta de la idiotez que había hecho.
Odio los secretos. Odio mi bocaza.
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