dimanche 21 février 2010
De pronto, nada tenía sentido. Tenía miedo, mucho, miedo, pero este miedo era diferente, me asustaba en muchos sentidos, Estaba segura físicamente, no era el miedo de una criatura en su cuarto oscuro, era r e a l. Eso era lo que asustaba más que nada de lo que pudiera pasar. Yo seguía siendo yo, en mi casa, en la cocina, Pero todo había cambiado, no sabía cómo ni por qué, pero yo lo intuía. Mi mundo se venía abajo, no sabía cuál era la razón, pero lo intuía, y estaba asustada, muy asustada. En ese momento, todo lo que quería hacer era alejarme, salir de mi casa, y escribir, desahogarme. Pero debía seguir ahí, con una sonrisa. No tenía otra opción. Pero el miedo no ayudaba. Estaba paralizada.
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