Dos ladrones entraron a una casa y se encontraron a una joven de 18 años y a su abuela. Uno de ellos cortó la línea telefónica y tumbó a la anciana. Cuando la chica simuló seducirlo, el delincuente intentó pedirle su número de teléfono. "Un día me lo vas a dar", dijo.
Una joven de 18 años sedujo a un ladrón y logró que se apiadara de ella y de su anciana abuela. En medio de la noche, los ruidos en la puerta la sobresaltaron. Saltó de su cama y, aterrada, corrió hasta el teléfono y logró comunicarse con el 911. Tan pronto como uno de los asaltantes se filtró por el hueco que habían logrado hacer en la puerta del frente y caer al pasillo de la casa, en la que viven Ayelén Cabrera (18) y su abuela Pascualina (75). Se chocó con la somnolienta Pascualina y la tiró al suelo. Preocupado por la anciana, el asaltante volvió sobre sus pasos y le pidió ayuda a Ayelén para levantar a su abuela del suelo, según contaron las víctimas. Juntos, la llevaron hasta su cama nuevamente y fue entonces cuando el asaltante encapuchado sacó un revolver y comenzó a exigirle a las dos mujeres que le dieran todo lo que hubiera de valor en la humilde casa. De inmediato, Ayelén le entregó 260 pesos, pero el joven fue por más y le quitó a Pascualina una cadena de oro y un anillo. “Después empezó a revolver todos los cajones y yo le dije que no había nada más de valor -explicó Ayelén a Trama Urbana. Entonces él me respondió que estaba revolviendo todo para que yo después tuviera que acomodarlo nuevamente y me obligó a ir hasta mi pieza”. Presa del pánico, Ayelén buscó un ardid para evitar lo peor. “Encerrada en la pieza con el ladrón, empecé a imaginarme lo que podría pasar y me puse muy nerviosa.
Entonces le dije que tenía unos lindos ojos verdes, y el flaco me empezó a ‘chamuyar’”, contó Ayelén. Incluso, el crédulo ladrón le pidió a la víctima su número de teléfono, pero Ayelén no accedió: “Vos me estás robando,
no da que te pongas a chamuyarme ahora”, argumentó. Con el corazón herido, el delincuente empezó a requisar los cajones de todos los muebles de la habitación de la adolescente. “Me quiso robar una cadenita, pero le pedí que esa no se la llevara porque es muy importante para mí. Me hizo caso y quiso agarrar un minicomponente, pero le expliqué que ya no andaba más, así que me lo dejó también”, señaló Ayelén. Finalmente, el “enamorado” ladrón tomó el teléfono celular de Ayelén dispuesto a huir de la casa junto a su cómplice. Pero antes de partir, se acercó una vez más a la adolescente, le pidió que abriera la mano y le dejó el chip del teléfono: “Guardálo. Algún día me vas a dar tu número”, vaticinó el asaltante antes de subirse a la bicicleta y perderse junto a su compañero bajo el sol del amanecer. Tras señalar que está feliz con su novio, Ayelén destacó que debieron acompañar a su abuela hasta el hospital porque “el nerviosismo que le provocó el asalto elevó su presión arterial hasta 23, aunque por fortuna se repuso y ya volvió a casa”.
JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJJAJAAJJAJAJAJJ el chabón un cararota, pero me pareció re romántico.http://www.losandes.com.ar/notas/2010/2/5/un-470734.asp
AJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJA NI ASALTANDO SE PUEDEN CONTENER DE MANDAR CHAMUYOO DIOS U.U
RépondreSupprimernooe